Se vieron de lejos.
Frente a frente venían
el uno frente al otro.
Empezaron a hablarse
antes de poder oírse:
- ¿Vienes del trabajo?
- Te has cortado el flequillo
- Sí, hace ya tiempo.
- Sí, voy a comer.
- Adiós.
- Adiós.
El destino había dispuesto
que sólo faltasen dos días
para recordar el primero.
Sólo habría pasado un año.
Un año es nada y ambos lo sabían.
Pero si a veces un año
dura sólo doce meses,
hay veces en que un mes
dura doce largos años.
Y ambos lo sabían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario