martes, 27 de octubre de 2009

El poema que hoy no debía escribir


LA VERDAD, POR FIN

Todo el día
queriendo redactar este poema
y ahora no recuerdo qué se supone
que tenía que decir.

Los buenos escritores -no hace falta
repetirlo- son aquellos
que saben siempre, exactamente,
cuándo no deben escribir.

Pero ése
evidentemente
no es mi caso.


Roger Wolfe






Más de un mes forjando
Reconstruyendo
Este nuevo cuerpo
Para estar a punto
De echarlo todo a perder
Por una conversación
De apenas cuatro frases
-Debí preverlo-

Al menos supe parar a tiempo
-lo cual es todo un logro
Y no tengo que empezar de cero-
Los cimientos parecen fuertes
Aguantan y eso ya es un consuelo



¿Qué espero?
No lo sé
Sé lo que deseo:
Justo lo que no debo:
Desear
Pero esperar…
No lo sé
Puede que a las ondas del mar
Puede que mi barquito vuele
Puede que abrirme una rendija en el ombligo
Y permitir que las libélulas entren

Me encantan las cosquillas

2 comentarios:

  1. Qué suerte!de veras me alegro, algunos, ya no tenemos cosquillas y a veces añoramos la sensación del aleteo...el barquito sin gobierno, a la deriva......

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  2. Tener, tengo, muchas y bien avenidas; pero hace tiempo que murió ese aleteo. Y el barquito no termina de levantar el vuelo; empiezo a creer que ni con una flota entera conseguiré despegarme del suelo. C´est la vie.

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